Pérdida del Pertenecimiento en la Zona 3 - Adultización
Pérdida del Pertenecimiento en la Zona 3 - Adultización
¿Alguna vez te preguntaste cómo un niño aprende a pertenecer?
El cerebro infantil se moldea jugando, riendo y sintiendo en grupo. Es en esa sincronía donde se construyen las conexiones que más tarde permiten el pensamiento crítico y la conciencia de sí.
Pero cuando una infancia es interrumpida por responsabilidades, creencias rígidas o presiones sociales, algo cambia: el cuerpo se defiende, el cerebro se cierra y hasta el ADN puede guardar esa marca. A este estado lo llamamos Zona 3.
¿Qué es la Zona 3?
La Zona 3 ocurre cuando la conciencia se activa por ideologías, trabajo o creencias impuestas que generan tensiones en el cuerpo:
Interoceptivas (viscerales: respiración corta, estómago tenso).
Propioceptivas (posturales: rigidez, cansancio).
En la Zona 3 el cuerpo se silencia: ya no guía, solo obedece. Parece disciplina, pero por dentro es pérdida de pertenencia y supresión de la creatividad.
El cerebro bajo presión
El estrés crónico activa el eje HPA y libera demasiado cortisol. Al inicio ayuda a sobrevivir, pero en exceso desgasta al cuerpo y cambia la manera en que los genes funcionan. Esto se llama metilación epigenética: marcas químicas que pueden dejar al niño atrapado en un “modo defensivo” para toda la vida.
Zona 2: la salida
Existe un espacio de recuperación: la Zona 2.
Aquí el cuerpo descansa, la vía mTOR se apaga y las células aprovechan para repararse y reorganizarse. En la Zona 2 podemos jugar, equivocarnos, aprender y, sobre todo, sentir que pertenecemos.
Pregunta:
¿Qué ocurre en el cerebro cuando un niño es forzado a vivir en la Zona 3?
¿Cómo la desactivación de la vía mTOR en la Zona 2 ayuda al aprendizaje y a la creatividad?